sábado, 15 de septiembre de 2012

Capítulo 1: La cosecha.

-      ¿Estás nervioso?
El muchacho miró hacia arriba, dirigiendo sus ojos verde mar hacia la anciana que esperaba en la puerta. No estaba nervioso. Él no podía permitirse estar nervioso.
Finnick Odair no podía imaginar las razones que lo habían llevado a aceptar meterse en esa situación. Se sentía como un completo niño inmaduro, sin mucho cerebro, solo por la decisión que había tomado. ¿Qué se creía? Sin embargo, alguien como él jamás podría sentirse débil. Él era un ganador.
-      No, Mags – respondió, volviendo la mirada hacia el espejo.
Él nunca había negado su belleza. Era consciente del increíble físico que poseía, un físico natural, una belleza innata que ningún estilista podría igualar jamás. Su pelo cobrizo, desordenadamente ordenado. La piel bronceada, fruto de las horas en la playa del distrito. Los ojos como el mar en calma. Una sonrisa capaz de enloquecer a cualquiera. Finnick era consciente de que todos lo amaban. Al fin y al cabo, ¿quién podría odiar a un chico cómo él, tan irresistiblemente sexy y tan endemoniadamente carismático?
Pero, a pesar de toda la gente que lo quería, de todas las personas que lo adoraban, en esos momentos, él se horrorizaba de sí mismo.
Finnick Odair había pasado ya por esta situación, pero desde una perspectiva muy diferente. Cinco años atrás. Y él jamás podría borrar esos recuerdos.
-      Eres muy joven, Finnick – continuó Mags, acercándose a él, como una madre -. No deberías haberlo hecho.
-      Quiero hacerlo – respondió él, con una chispa de duda.
Mags bajó los ojos, desilusionada. Era una mujer bajita, algo encorvada, con el pelo gris trenzado ese día con adornos de flores y algas. Para Finnick, Mags significaba algo más que la madre que nunca había conocido. Mags era la persona que lo había mantenido vivo.
-      ¿Cómo me ves? – dijo entonces el muchacho, arreglándose la ropa.
-      Increíble, Finnick, como siempre – suspiró la anciana, y salió de la habitación.
Finnick volvió a mirarse en el espejo. Llevaba una camiseta blanca sencilla bajo una chaqueta negra y unos pantalones oscuros. Un traje que, a cualquier persona normal, le habría quedado bien, pero que a Finnick Odair le hacía parecer aun más sexy.
Mientras salía de la habitación, el muchacho continuó pensando en lo que estaba a punto de hacer. ¿Por qué se había presentando como mentor en los Juegos? Acababa de cumplir los diecinueve años, y sabía a lo que se arriesgaba yendo al Capitolio. Tampoco sería la primera vez, no obstante, que el Presidente Snow organizaba citas con él a sus espaldas. Entonces, ¿por qué regresar a esa ciudad de ricos? Quizás quiero salvar algún tributo del 4 este año, se dijo.
Cuando salió del edificio, el sol le dio de lleno en la cara. Allí siempre hacía sol. El olor a sal del mar impregnó sus fosas nasales, devolviéndole miles de recuerdos sobre su infancia, antes de que lo eligiesen para ir a ese matadero. Finnick frunció el ceño y continuó caminando, lejos de la Aldea de los Vencedores, hasta llegar a la plaza central, llena de puestos ahora vacíos. Muchos chicos ya estaban allí, esperando nerviosos, algunos decididos, y otros llorando junto a sus madres. Finnick se compadecía de todos ellos. Él también había estado nervioso el día que toda su vida cambió.
Recordaba ese día como si hubiese sido ayer. Se levantó temprano, con el estómago en un nudo, como los dos años anteriores. Fue a pescar con su anciano padre, comieron juntos. Poco después, a las dos de la tarde, Finnick acudió a la plaza y una mujer con enormes pestañas extrajo un papelito de la gran urna de cristal. Cuando leyó su nombre, el estómago se le hizo aún más pequeño. Su vida no sería la misma desde ese momento.
El joven atravesó más y más filas de niños hasta subirse al escenario, donde el resto de tributos vencedores ya se habían sentado. Mags, la que había sido su mentora; Darwin, un hombre robusto al cual le habían quitado media dentadura en sus juegos y la había sustituido por diamantes; Eleonora, más anciana aún que Mags, apoyada en un bastón… Todos ellos habían ganado sus respectivos juegos, pero Finnick era el más joven. Hacía cinco años que el Distrito 4 no tenía vencedor, y Finnick estaba dispuesto a ayudar a los tributos a regresar.
La alcaldesa, Ovlidia Craster, una mujer siempre impecablemente elegante, le saludó con un hosco movimiento de cabeza, pero Finnick apenas se dio cuenta de eso. Estaba bastante más centrado en las urnas de cristal que tenía delante, una para los chicos y otra para las chicas. ¿Quiénes serían los desafortunados tributos que tendrían que enfrentarse a la muerte ese año? ¿Serían buenos con algún arma? ¿Serían listos? ¿Tendrían técnicas? A medida que la plaza se iba llenando, la cabeza de Finnick se llenó de inquietud. Miraba los miles de rostros que tenía enfrente, preguntándose a cuáles de ellos tendría que ayudar.
Cuando la ceremonia comenzó, Finnick no podía dejar de limpiarse las manos en el pantalón. La chaqueta le asfixiaba, pero no se la quitó. Introdujo las manos en los bolsillos mientras la alcaldesa leía el documento sobre la historia de Panem delante de un micrófono, en el cual se contaban los Días Oscuros y la creación de los Juegos del Hambre, una horrible competición en la que el Capitolio escogía por sorteo a un chico y una chica de cada distrito para prepararlos, entrenarlos y llevarlos a luchar en un estadio cerrado hasta que solo quedase uno. Finnick había sido uno de esos vencedores. Ganar significaba fama y no más hambre, tanto para el campeó durante toda su vida como para el distrito durante un año. Después de leer el discurso, la alcaldesa sacó una lista y comenzó a leer los nombres de los tributos vencedores del Distrito 4. Varios ya estaban muertos, aunque algunos como Mags y Eleonora, con suerte, seguían demasiado vivos. Los vencedores fueron levantándose de sus asientos, ovacionados por el público. Cuando la alcaldesa pronunció Finnick Odair, el muchacho se levantó, como había hecho durante los cuatro años pasados, y sintió cómo los ciudadanos lo aclamaban más que a ninguno. Sonrió y varias niñas pequeñas dieron un grito. Finnick no pudo hacer otra cosa que desear que esas niñas tan pequeñas volviesen a casa esa noche.
De repente, calmada ya la plaza, la alcaldesa presentó a una mujer venida directamente del Capitolio, una mujer muy diferente a la que había sacado el nombre de Finnick de su urna. Esta tenía el pelo blanco, lacio, lleno de extraños adornos. Sus ojos parecían brillar más de lo normal, y tenía varios tatuajes en la mejilla derecha. No era guapa, ni tampoco anciana, al contrario de lo que podía mostrar su pelo. Su nombre era Radis Offman. La mujer habló con voz chillona, exagerando mucho el típico acento del Capitolio, sobre lo afortunada que se sentía por haber llegado a un distrito con tantos grandes vencedores. Tras decir eso último, se giró hacia Finnick y le dedicó una estremecedora sonrisa: la mujer tenía los colmillos muy afilados, haciéndola parecer un vampiro. Finnick se estremeció. Radis, por el contrario, se giró de nuevo hacia la multitud y continuó hablando durante un par de minutos más.
-      Vamos allá – dijo, finalmente -. ¡Buena suerte, y que la suerte esté siempre de vuestra parte!
Con pequeños saltitos, Radis se dirigió hacia la urna de la derecha y sonrió a las chicas que aguardaban en la plaza.
-      ¡Las damas primero! – anunció, añadiendo una suave risita.
Finnick contuvo la respiración mientras la mujer introducía la mano en la urna, buscando el papel adecuado. Miró a las niñas que habían chillado al verle sonreír y esperó que no fuera ninguna de ellas, no podría soportar la muerte de un niño de doce años.
Finalmente, Radis extrajo un papel cuidadosamente doblado y se dirigió de nuevo al micrófono, llevándolo en alto.
-      ¡Aquí está la afortunada! – gritó.
Las chicas, desde las más pequeñas hasta las más grandes, estaban todas pálidas. Finnick miró a Mags, esperando, como cada año, ver algún rastro de nerviosismo en ella, pero no vio nada. La mujer estaba seria, con la mirada perdida, probablemente sin querer escuchar el nombre de la chica elegida. El muchacho miró el papel desdoblado de Radis y suspiró.
-      Annie Cresta.
Se escuchó un murmullo al final de la plaza y entonces, una chica salió entre la multitud. Tenía el pelo castaño largo, suelto a ambos lados de la cara, y unos ojos claros, muy claros. Parecía muy nerviosa, muy pequeña, y Finnick sintió lástima por ella. Se preguntó cuántos años tendría, quizás quince. Los Agentes de la Paz la escoltaron hasta el escenario, pero estaba tan nerviosa que apenas podía tenerse en pie. De repente, un grito agudo interrumpió el silencio y, al final de la plaza, la gente comenzó a apartarse.
-      Es su madre – dijo una joven -. Se ha desmayado.
La muchacha, Annie, se giró, con la cara contraída en una mueca, pero los agentes no la dejaron avanzar. Con la cabeza agachada, temblando, la chica subió al escenario. Sin embargo, mientras subía las escaleras, tropezó y cayó al suelo. Ninguno de los agentes hizo ademán por ayudarla.
Finnick, movido por su propio subconsciente, se levanto y cogió a la chica por un brazo. Cuando sus miradas se cruzaron, el mar en calma de los ojos de él se encontró con una tormenta de lágrimas contenidas en los de ella, y se quedaron así durante un segundo que pareció eterno. Finalmente, Annie se puso en pie y avanzó hacia el micrófono, donde Radis esperaba impaciente.
-      ¡Espléndido! – chilló la mujer, cogiendo a Annie de los hombros -. ¿Alguien se presenta voluntario por ella?
Finnick observó a la chica mientras la plaza guardaba silencio. Parecía tan pura, tan vulnerable, tan… inocente. No fue capaz de imaginarla ganando los juegos. Suspiró, resignado, al ver que nadie quería jugarse el cuello por ella. Se preguntó si tendría hermanas mayores que pudiesen dar la vida por Annie.
-      Entonces – continuó Radis -, demos un fuerte aplauso a nuestro tributo femenino, ¡Annie Cresta!
Una lágrima cayó por la mejilla de la chica, pero ella se apresuró a limpiársela. Finnick lo entendía. El encuentro estaba siendo televisado, si ella mostraba debilidad, todos la tomarían como débil. Deseó que cortasen su caída en las escaleras, pero sabía de sobra que no lo harían.
-      Y ahora – siguió Radis -, ¡el tributo masculino!
La mujer repitió el mismo proceso en la otra urna hasta extraer otro nombre: Kit Grobber. Se trataba de un muchacho delgado, muy moreno, con ojos castaños muy pequeños y el pelo oscuro rizado. Avanzó lentamente hacia el escenario y, cuando Radis pidió voluntarios, nadie habló. La alcaldesa regresó al micrófono para leer el Tratado de la Traición, pero nadie la escuchaba. Todos estaban pendientes de los dos chicos elegidos, tan diferentes entre sí. Finnick miró de nuevo a la chica, a Annie, y sintió lástima por ella. Alguien tan pequeño…
La alcaldesa finalizó y, dirigiéndose hacia los tributos, pidió en voz alta que se dieran la mano. La enorme mano de Kit Grobber estrujó la diminuta y fría mano de Annie Cresta, que se estremeció al contacto. Alguien puso el himno de Panem de fondo, y Finnick observó a sus dos tributos.
Solo uno podía regresar a casa. Para uno de ellos, quizás para los dos, esa sería la última vez que verían esa plaza.

15 comentarios:

  1. ¡Hola! Me presento: Soy una nueva fan tuya, que, movida por la curiosidad, llegó aquí desde Twitter. Me atrevo a decir que seguiré este fic en cuerpo y alma, y que aunque quizá no pueda leer cada vez que actualices porque el instituto no me lo permite, leeré los capítulos, antes o después, pero los leeré :)
    Resumiendo; que tendrás aquí una pesada loca comentándote cada capítulo ^^
    PD: Lo de Ovlidia Craster... ¿Era un guiño a los westeros o te ha salido una natural coincidencia? xD
    Ah, y que adoro como narras los sentimientos de Finnick <3

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    1. ¡Hola! De verdad, ni te imaginas la ilusión que me hacen comentarios como este. Te lo agradezco muchísimo, en serio. Mil, mil, mil gracias :)
      PD: Es cierto que estaba leyendo Choque de Reyes cuando escribí el fic, así que sí, es un guiño. Siempre intento poner algo de otros libros así, la verdad :)
      De nuevo, muchísimas gracias <3

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  2. A ver, yo me había leído sin comentar lo de Cato y Clove, porque soy mala y no hago comentarios (?) Y te comenté el de Harry Potter vía twitter. Pero para este me faltan caracteres allí.

    ES FINNICK ODAIR.
    Y es completamente creíble. Es diferente de cómo aparece en el libro, pero lo que aparece en CF y Sinsajo encaja perfectamente con el Finn que tú presentas aquí.
    Bueno, voy a leer otro par de capis hoy y avanzaré luego con calma (si puedo contenerme).
    Enhorabuena!

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    1. ¡Muchísimas gracias! De verdad, no sabéis lo que significan estas cosas para mí. Repito, mil gracias :)

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  3. Me encanta como escribes, me has dejado enganchadísima, en serio. Te sigo en twitter y por curiosidad acabé aquí. quería darte la enhorabuena y decirte que aquí tienes una lectora más. Felicidades de nuevo y suerte :D.

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  4. Enhorabuena de verdad, es totalmente genial. Vales mucho :)

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  5. Qué decir sobre esto. Que me encanta. Es un fic sobre Finnick y Annie. Por ahora te voy a poner poco, pero según avance en la historia te pondré más comentarios. Sigue escribiendo, patito.

    Azucaricornio.

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  6. Hola

    Había escuchado hablar mucho de esta historia por Twitter y tenía ganas de leerla porque Annie y Finnick son mis personajes preferidos de la trilogía (junto con Johanna) Creo que has retratado bastante bien a Finnick, te ha salido con la personalidad que le dio Suzanne, sin ego ni nada. Nunca había leído una historia con esta temática. Seguiré leyendo, ya te dije en la otra historia que me encanta como escribes

    Muchos besos

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  7. Ehé, ehé, ehé.

    Voy a hacer aquí el comentario final de CBLO porque puedo y yo lo valgo. Intentaré no poner spoilers para que los inocentes pipiolillos que entren aquí por primera vez sin saber que no podrán salir nunca jamás (MUAJAJAJAJAJAJA) se motiven a empezar con esto. Y es un ESTO muy enorme. Es indefinible con palabras lo que CBLO ha llegado a significar para mí, en serio. Todos los momentos, el sufrimiento leyendo, la gente (especial mención a las fireducks, ajam, ajam), las interminables actualizaciones de las doce de la noche, los 'Petunio de disculpa por el retraso'... God. Esto ya lo puse en Twitter, pero es que CBLO me ha acompañado en momentos muy importantes y ña, duele en la patata. Año y nueve meses de fic que se acaban, pero se va a quedar siempre con todos los lectores.

    Siempre dices que escribes para ‘emocionar a alguien, para hacerle sentir algo’ y conmigo lo has conseguido, con cada capítulo, cada maldita semana. He llorado, he reído, me he quedado tirada en la cama echa una bola durante horas, he dado saltos de alegría, me he dejado los ojos stalkeando fotos de futuros capítulos (ok, no), he mojado bragas con Johanna Mason… Y quiero darte las gracias por todo eso, aunque te haya llamado zorra mil veces, gracias por darnos en una historia como ésta. Desde el principio supe que iba a doler, ‘pero yo no me voy’.

    Aun siendo un fic basado en Suzanne, lo has hecho muy tuyo, con tus personajes épicos, profundizando todavía más en los que ya existían... Increíble. Y aquí es donde no voy a poder extenderme para evitar spoilers así que pondré palabras aleatorias para referirme a algunos personajes que tú entenderás y al resto no le harán daño: sonrisa, anzuelos, madre, cuaderno, conchas, ‘mujer odiosa mojabragas’... HACHAS, SEXOSIDAD, MORDACIDAD (vale, paro).

    ¿A quién quiero engañar? No puedo hacer esto sin spoilers así que, SI TODAVÍA NO TE HAS LEÍDO CBLO, STOP HERE Y LEE EL FIC SI QUIERES SEGUIR LEYENDO ESTE COMENTARIO ÉPICO. HEY, TAMBIÉN HAY COMENTARIOS MÍOS EN ALGUNOS CAPIDUCKS, POCOS PORQUE SOY BÉH, PERO SEGUID LEYENDO Y PODRÉIS DISFRUTAR DE ELLOS.

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  8. EN SERIO, PONDRÉ SPOILERS (POCOS Y SUPERFICIALES, BUT…) A PARTIR DE AQUÍ.

    Quería hacer un mini-recorrido por los capiducks clave, pero me voy a comer muchos porque mi memoria es un asco y ha pasado muuuuucho tiempo. Empecemos por el primer contacto y la primera mirada en la cosecha de Annie (con la zorra de Radis por ahí dando la vara)… Ña. La forma en la que la ve Finn y cómo va cambiando cómo actúa con ella, hasta decidir sacarla viva de la arena como sea es increíble. Siempre me quejo de lo que duele la forma en la que escribes los sentimientos de los personajes, pero es genial.

    Siguiente punto a comentar, la última sonrisa de Kit… NUNCA TE PERDONARÉ ESA DESCRIPCIÓN Y LO SABES. SÉ QUE INTENTABAS TRAUMARNOS COMO A ANNIE, PERO TE PASASTE. Now, el final de los juegos de Annie… Épico. Entre Finn en plan ‘fuck everything’ y Annie en modo sirena divina de la muerte a mi casi me da un chungo. Por cierto, momento de apreciación a la arena que te sacaste de las plumas.

    Ahora es el turno de los personajes ‘secundaarios’ (Mason es principal, ok) con Dexter, Mags, Margaret, Mason, Emer… Buf. Tanto los personajes inventados por ti como la forma en la que has ‘defendido’ los de Suzanne ha sido brutalmente epicosa, I MEAN.

    Por favor, ya sólo con la aparición akslghmnvbj (y sospechosa) de Dexter con el puñetazo de Finn lo dice todo. Y ES QUE LUEGO TODOS LOS MOMENTOS DE ANNIE Y DEXTER DOLÍAN EN LA PATATA, TODOS. Momento de apreciación a las poesías de Annie y otras cosas varias que aparecieron en ese cuaderno, qué maravilla, cómo cambias la forma de escribir, cómo todo. No voy a hacer copypaste de las frases que aparecieron ahí, pero MÉH. But… Ballena y sinenas. Luego con Mags y Finn ya te pasaste de sañdjanobn-idad (?)

    Siguiente parada: Mags. Auch. Creo que era de los pocos personajes en los que no quería profundizar más para no querer arrancarme todos los pelos de la cabeza. Anyway, gracias por dejarnos verla como ‘madre’, como anciana y como la grandísima persona que es. Y su entierro. Auch.

    Margaret y Emer son la parte ÑA ABSOLUTO Y SUPREMO. Ya está. A Neel lo incluyo aquí por razones obvias (?), nah, porque puedo.

    Quiero mencionar también a cierta chica cute que pagó por los servicios de Finn (no, no me refiero a Mason now). Fue especial ver cómo afectaban tanto a Finn como a Annie esos ‘actos’.

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  9. Y AHORA SÍ, JOHANNA MASON, LA MUJER QUE EMBORRACHÓ A ANNIE CRESTA. Esa fiesta fue la cosa más épica de la vida, man. Mis ‘expectatimason’ eran muy altas y tengo que decir que las cumpliste y superaste, siendo fiel al personaje con sus actos y, sobre todo, CON SUS COMENTARIOS. MADRE MÍA, LO CLAVASTE CON ESO. Again: gracias por darle una familia, por la relación con Finn y gracias por el final.

    Finn y Annie. Cresta y Odair. Man. I.N.C.R.E.Í.B.L.E. Todo. Mención especial a cómo lo has cuadrado todo, cada comentario, cada acción… Méh. Desde el primer baño (‘no duele’) al primer beso, al primer ‘yo soy tuyo y tú eres mía’, al capifuck (conchas en las paredes, épico), al poema, a la boda y al ‘para que su amor dure más allá de lo que duren sus vidas’. Mención especial a la ceremonia nupcial (y a la funeraria también) del 4 que creaste. Aquí es donde me quedo sin palabras para describir lo bonito que ha sido todo. TODO. Creo que no es necesario que pelee con mi cerebro intentando explicarlo, right? You already know everything.
    Por cierto, sé que me mandado a la mierda el ‘mini-recorrido’, but I regret nothing. Me ha salido así.

    SPOILERS ARE GONE, REPITO, SPOILERS ARE DEAD (OJALÁ).

    Gracias por darnos esta historia, sigue yendo a la piscina para aclarar tus ideas malvadosas de fics, no dejes nunca de escribir (ni estudiando Medicina) porque tienes un talento único para hacer que los demás sientan cosas, para jugar con sus emociones a tu antojo. Ña.

    Conclusión: MASON, BITCHES.
    Conclusión 2: me habría llegado con dividir el comentario en dos partes para que entrara bien.
    Conclusión 3: perdón por todos los retrasos comentando, especialmente con este.
    Conclusión 4: CBLO forever in our hearts.

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